No parece un insomnio normal. Lo siento más como un estado ansioso depresivo. Aunque no quiera enfocarme en ello, parece que hay algo que no me deja en paz y me tiene demasiado intranquila esta noche.
No dejo de pensar en ti. Me aferro a la idea de recordar todas nuestras primeras veces para relajarme pero llega el punto en que necesito de ti, de tu contacto físico, de tu aroma que me fascina, de esos besos que comienzan lentos y terminan llenos de pasión… de tus caricias, de tus roces, de que me hagas el amor con la intensidad que te caracteriza y que me fascina.
Pero no estás. No porque estemos distanciadas.
Respeto mucho tu espacio y tus tiempos así como me lo has pedido.
Pero esta noche la veo muy complicada, difícil, diferente.
Cómo podría calmar esta sed de ti, este momento que requiero de tu consuelo aunque sea dormir sobre tu pecho. Sentirme amada por ti.
Volveré a intentar, sin dar tantas vueltas a la cama, pensando solo en ti.